Las palabras me salen solas de la boca sin darme cuenta. Dos pensamientos enfrentados se debaten en mi interior. Por un lado, quisiera abrazarlo, olvidarlo todo, comenzar de nuevo. Por otro me parece muy difícil, imposible recuperar lo que hemos perdido. Pero mis miedos se apoderan de mi y salgo escopeteada. Sin mirar hacia dónde voy, sin notar el frío, sin fijarme en la gente con la que me tropiezo por la calle. Y juro, me juro a mi misma, que no volveré a dejar que me engañen. La historia ha terminado, ha terminado para siempre. También las estrellas se apagan, también el deseo desaparece. De todas formas, ya no quiero escuchar mis deseos, porque solo me impulsan a hacer tonterías. Quiero estar únicamente con las personas que piensan de verdad en mí. Y sé dónde encontrarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario