Estudiamos demasiadas cosas de las cuales no nos servirán para el día de mañana, hay cosas que debemos aprender y que no están en los libros, cosas más importantes que saber que saber que el agua esta firmanda por una molécula de oxígeno y dos de hidrógenos. Estudiamos historia, y soñamos con hacer historia. Damos inglés, alemán, francés, italiano… pero a veces ni en español conseguimos entendernos. Buscamos una ley física, que nos diga cómo vivir, o una ecuación que resuelva todas nuestras dudas. Nos enseñan filosofía para intentar ver la vida de forma distinta, pero nosotros la seguimos viendo igual. Las clases de lengua son fuera del horario escolar, y las de biología vienen siempre después. Por mucha economía que nos enseñen, no hay nada más caro que un sueño no realizado, y la ley de la oferta y la demanda, en el amor parece estar mal aplicada.
Aunque se empeñen en hacernos ver que dos líneas paralelas jamás se cruzaran, hemos descubierto que dos personas muy diferentes al final pueden ser secantes, y una regla no siempre marca un camino recto. Aprendemos el Imperativo en castellano, en inglés, en Latín, incluso el imperativo categórico, pero vivimos más en en modo dubitativo, o desiderativo. Cuándo estamos en clase, a veces estamos en las nubes. Pero cuándo estamos en las nubes, no estamos en clase. Nos repetirán que Niel amstrong fue el primer hombre en pisar la luna, pero no nos sorprende, nosotros vamos nada más salir de clase.

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