Estábamos en el salón de su casa, hablando de todo, de la vida, de los estudios, de los examenes, cada vez más cercanos, y del estrés que conllevaban.
-Piénsalo, si ahora me muero, me ahorro el hacer un montón de examenes, total, nadie notaría la diferencia- le dije, entre risas.
-No podría vivir sin ti, yo si notaría esa diferencia, y lo sabes.- me dijo muy serio.
-Lo has hecho mucho tiempo, lo de no saber nada de mí, digo, no creo que notases la diferencia.
-Claro, pero todo este tiempo he sabido que en cualquier momento volveríamos a encontrarnos, volvería a verte y seria como si no hubiese pasado el tiempo. Si hubiese sabido que no hubiese podido volver a verte, la idea me hubiese derrumbado.
-Es lo más bonito que me han dicho nunca. le dije, sonriendo tímidamente.
-¿En serio?- me dijo, acercándose a mi.
-No, pero era por animarte por el esfuerzo- dije riéndome.
-Tonta, la niña no podía quedarse feliz porque yo me lo currase, siempre tiene que hacer una de sus gracias....- dijo mientras me hacia cosquillas.
-Es que eres un cursi- le dije, y lo vi entristecerse- Te quiero....- añadí, mientras le abrazaba.
-Cursi- me dijo, a la vez que se acercaba más a mi, y me cogía por la cintura...
-Te odio- le dije, mirándole a los ojos- ¿Te lo había dicho alguna vez?
-Cada día- me dijo, tierno, mientras cruzaba esa pequeña distancia que separaba nuestros labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario