-¿Qué te pasa?
-¿A mi? Nada ¿por?
-Porque estas rara, como triste
- Estoy bien
-Sigues mintiendo fatal
-No estoy mintiendo :)
-Llevas varias semanas que estas muy rara
-Que estoy bien, tranquilo
-Si no me lo quieres decir no puedo ayudarte
-No te lo puedo decir porque no me pasa nada
-¿Dónde estas?
-En mi casa
-¿No has salido hoy?
-No, no me apetecía
Y pensé que la conversación habia acabado con esa frase Si estoy rara, lo sé, no es el primero que me lo dice, pero no puedo contarle la verdad, no puedo decirle que estoy mal por él, que le echo de menos, y que le quiero. Supongo que tengo demasiado orgullo. Pero a los diez minutos de que se finalizará la conversación alguien llama al timbre de mi casa. Y alli estaba con una bolsa de chuches para animarme la tarde, no hicieron falta palabras, con un abrazo lo entendio todo. Es verdad aquello que decian que hay veces que las palabras sobran.

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